viernes, 23 de octubre de 2009

buscándome-mayo 2007.








Durante mucho tiempo
te has fundido con mis ideales,
te fusionaste con mi libertad,
Tanto como para no verte,
Tanto como para no sentirme,
Y hoy te quiero ver y me quiero sentir,
Mientras la vida se posa en mi corazón,
Como una mariposa sobre una flor.




miércoles, 21 de octubre de 2009


Vive como las flores.



.. Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto?.. Algunas personas
hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento
enojo por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.

- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.

- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.

- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios
que crecían en el jardín.

Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen
del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no
permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.

Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que
los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y
no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse... Ejercita
pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma
la vida de los demás haciendo el bien.

Ésto, es vivir como las flores.

La mujer verdadera...es rara


Si la cultura de un pueblo puede juzgarse por sus graffiti –como creía Ernest Hemingway–, el registrado en la pared del baño de hombres de un bar porteño, en gruesos trazos negros –si es tomado en serio–, originaría una serie de observaciones: Nunca serás el hombre que fue tu madre. Es raro, pero existen lejanas referencias.

En el número 5 de la recordada revista Planeta (junio de 1965), el director de la publicación, Luis Pauwels –coautor de El retorno de los brujos junto con Jacques Bergier, con el que crearon el realismo fantástico–, estaba bastante familiarizado con los secretos de las catedrales, la presencia de los OVNI, lo paranormal, el mundo de la alquimia, las religiones orientales y el contacto con el más allá, entre otros temas no menos inquietantes. Pero admite en un artículo, preocupado, que "la mujer es rara". Afirmación paradójica para uno de los investigadores más intrépidos y lúcidos que tuvo Francia.

Pero es rara

La conclusión de la rareza femenina se manifiesta en lo que el autor llama una "conferencia imaginaria", que extrajo de un texto de Jean Giraudoux no menos impresionante: "La mayoría de los hombres se casan con una mediocre falsificación de los hombres, un poco más retorcida, un poco más flexible; se casan con ellos mismos... se persiguen a sí mismos, se abrazan y se casan. Después de todo es algo menos frío que casarse con un espejo. La mujer es rara, salta las crecientes, derriba los tronos, detiene los años. Hay que huir cuando se la ve, pues si ama, si detesta, es implacable. Su compasión es implacable. Pero es rara..."

Entre sus consideraciones, Pauwels sostiene que –para lograr su equilibrio interno– el hombre debe ascender a su Everest interior, como para poder percibir la realidad más allá de las contradicciones, pero... "al hombre mundano le es imposible llegar a ese lugar a causa de las mujeres", sigue Pauwels, y aconseja obrar con ellas como "el alquimista con la materia: usando el fuego". Que para él sería el erotismo o el amor loco.

"Ahora bien –previene–, el erotismo ha terminado. Queda el amor loco. La mujer del amor loco es rara. La verdadera mujer es la excepción."

El puede afirmar que algunas mujeres, "las verdaderas, vienen de Dios, en tanto que las demás vienen del hombre. Hemos creado una raza de reemplazo: no es la mujer, es nuestra propia imagen con faldas, somos nosotros mismos con caderas redondas, una boca bella, un vientre inquietante", describe el investigador francés.

Claro que para subirse al Everest interior es necesario haberse aligerado a sí mismo, "pero con lo que llamamos mujer duplicamos nuestro peso". Es diferente el caso de la verdadera mujer: es la hechicera blanca (bautizada así por Michelet) que le vuelve a dar a luz, introduce de nuevo en él la infancia del mundo, la que lo espera para reanudar el paraíso terrenal. "Es la que lo restituye a su trabajo de hombre, que consiste en subir a la mayor altura posible en sí mismo. Es la que hace del hombre más que lo que es. El hombre –sigue Pauwels, convencido– tiene que pasar por ella para pasar a serlo." Pero advierte que encontrar a la mujer verdadera es "tan fácil como encontrar al Yeti".

Efecto de la mujer Yeti

La verdadera mujer inspiraría un amor casi monstruoso. Y pánico, porque el hombre se encuentra de pronto frente a otra cosa que él mismo, sigue la teoría. La Tierra entera le parecerá un espectáculo mágico. Adivinará que va a cambiar y encontrará algo de inmortalidad en el aire. El viajero terrestre que retenga un instante a la mujer Yeti en su campamento notará que "si se entrega, destruye o se destruye". Los relatos de los exploradores señalan que debieron tratar al objeto de su amor igual que los alquimistas, que para lograr oro en los crisoles deben romper la materia. Eso sí, después, los exploradores confesaron haber experimentado una soledad completamente ruidosa.

Fontenelle, quizás uno de ellos, escribió: " Con mucho talento, bastante belleza y poco amor puede una mujer gobernar a su antojo al hombre más altivo e indomable de la Tierra". 




martes, 20 de octubre de 2009

Viajes del 2008

Experimento un frío intenso,

me siento navegar en un gran océano.


la tierra que ha de albergarme todavía no esta pronta,
los viajes y contactos constantes me han dejado con poco oxigeno.


casi todo sucede en tiempos que me son ajenos,
y debo adaptarme a los ritmos de otros seres con quienes comparto.

hago un gran esfuerzo por seguir centrada y dilucidar,
vuelven las preguntas, se reavivan temáticas,
me contengo a mi misma en ausencia de otros brazos,
mis ojos están secos todavía...


no hay lugar donde pueda asirme,
sólo allí,
en mi corazón....


El ruido constante
me arrastra
hacia una nueva encrucijada;
hace que
me envuelva
en una bruma,
que se expande y se contrae,
me respira,
hasta que logro albergarme
en el silencio,
casi con desesperación,
para no olvidarme de mi misma.


No obstante,
ésta se convierte en una tarea titánica
donde el centro
serpentea,
perdiéndose en el espacio
y
se muestra como un movimiento mas
en la mirada del tiempo.


Una gigante sensación de agua
inunda mi humanidad,
mientras camino por las calles
como si tuviera un rumbo,
y una meta a alcanzar.


Sin embargo,
la piel está seca,
los ojos miran el horizonte,
los ríos me recorren con su caudal a pleno,
y en la superficie
el frío,
los ha cubierto de hielo.


Una absoluta sensación de pérdida,
abraza mi ahora.
pregunto:
si la nada es la contra cara del todo,
si esta profunda tristeza se convirtiera en alegría,

seguro
que la búsqueda se hará camino,
y la verdad, certeza.


pero,
si así no sucediera,
si continuara perdida por siempre en el anhelo,
¿que sentido tendría mi vida?


Como haré para continuar,
si no se me muestra algo de de lo nuevo?