miércoles, 21 de octubre de 2009

La mujer verdadera...es rara


Si la cultura de un pueblo puede juzgarse por sus graffiti –como creía Ernest Hemingway–, el registrado en la pared del baño de hombres de un bar porteño, en gruesos trazos negros –si es tomado en serio–, originaría una serie de observaciones: Nunca serás el hombre que fue tu madre. Es raro, pero existen lejanas referencias.

En el número 5 de la recordada revista Planeta (junio de 1965), el director de la publicación, Luis Pauwels –coautor de El retorno de los brujos junto con Jacques Bergier, con el que crearon el realismo fantástico–, estaba bastante familiarizado con los secretos de las catedrales, la presencia de los OVNI, lo paranormal, el mundo de la alquimia, las religiones orientales y el contacto con el más allá, entre otros temas no menos inquietantes. Pero admite en un artículo, preocupado, que "la mujer es rara". Afirmación paradójica para uno de los investigadores más intrépidos y lúcidos que tuvo Francia.

Pero es rara

La conclusión de la rareza femenina se manifiesta en lo que el autor llama una "conferencia imaginaria", que extrajo de un texto de Jean Giraudoux no menos impresionante: "La mayoría de los hombres se casan con una mediocre falsificación de los hombres, un poco más retorcida, un poco más flexible; se casan con ellos mismos... se persiguen a sí mismos, se abrazan y se casan. Después de todo es algo menos frío que casarse con un espejo. La mujer es rara, salta las crecientes, derriba los tronos, detiene los años. Hay que huir cuando se la ve, pues si ama, si detesta, es implacable. Su compasión es implacable. Pero es rara..."

Entre sus consideraciones, Pauwels sostiene que –para lograr su equilibrio interno– el hombre debe ascender a su Everest interior, como para poder percibir la realidad más allá de las contradicciones, pero... "al hombre mundano le es imposible llegar a ese lugar a causa de las mujeres", sigue Pauwels, y aconseja obrar con ellas como "el alquimista con la materia: usando el fuego". Que para él sería el erotismo o el amor loco.

"Ahora bien –previene–, el erotismo ha terminado. Queda el amor loco. La mujer del amor loco es rara. La verdadera mujer es la excepción."

El puede afirmar que algunas mujeres, "las verdaderas, vienen de Dios, en tanto que las demás vienen del hombre. Hemos creado una raza de reemplazo: no es la mujer, es nuestra propia imagen con faldas, somos nosotros mismos con caderas redondas, una boca bella, un vientre inquietante", describe el investigador francés.

Claro que para subirse al Everest interior es necesario haberse aligerado a sí mismo, "pero con lo que llamamos mujer duplicamos nuestro peso". Es diferente el caso de la verdadera mujer: es la hechicera blanca (bautizada así por Michelet) que le vuelve a dar a luz, introduce de nuevo en él la infancia del mundo, la que lo espera para reanudar el paraíso terrenal. "Es la que lo restituye a su trabajo de hombre, que consiste en subir a la mayor altura posible en sí mismo. Es la que hace del hombre más que lo que es. El hombre –sigue Pauwels, convencido– tiene que pasar por ella para pasar a serlo." Pero advierte que encontrar a la mujer verdadera es "tan fácil como encontrar al Yeti".

Efecto de la mujer Yeti

La verdadera mujer inspiraría un amor casi monstruoso. Y pánico, porque el hombre se encuentra de pronto frente a otra cosa que él mismo, sigue la teoría. La Tierra entera le parecerá un espectáculo mágico. Adivinará que va a cambiar y encontrará algo de inmortalidad en el aire. El viajero terrestre que retenga un instante a la mujer Yeti en su campamento notará que "si se entrega, destruye o se destruye". Los relatos de los exploradores señalan que debieron tratar al objeto de su amor igual que los alquimistas, que para lograr oro en los crisoles deben romper la materia. Eso sí, después, los exploradores confesaron haber experimentado una soledad completamente ruidosa.

Fontenelle, quizás uno de ellos, escribió: " Con mucho talento, bastante belleza y poco amor puede una mujer gobernar a su antojo al hombre más altivo e indomable de la Tierra". 




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